martes, 15 de abril de 2008

Con miedo

Ayer en el break de clase salí con unos amigos a comprar un café en el 7 eleven que hay frente a la universidad. Al intentar ingresar al campus, nos pidieron nuestras credenciales (carné en colombiano). A mí me pareció lo más normal del mundo pero uno de mis amigos se molestó. Por qué nos piden los credenciales? Acabamos de salir. Fue lo que dijo cuando finalmente nos dejaron entrar.




Yo me quedé pensando. A mí lo que me sorprende es que NO me pidan una identificación para entrar. Que No me revisen la mochila cuando entro a un centro comercial. Que no pasen espejos por debajo de los carros para ver explosivos. Eso es lo que me sorprende. Pero eso no es normal. Eso no debería pasar.

Yo debo aceptar que en Colombia siempre viví tranquila. Salía de noche. Manejaba mi carro tranquilamente. No pensaba que me fueran a robar o a matar. Un mes antes de venir a México me atracaron. Robaron mi mochila con mi libreta de periodista, mis papeles, mi ipod y un montón de cosas que a los ladrones no les servían pero que a mí al día de hoy todavía me hacen falta. De ahí en adelante empecé a sentirme insegura. El mes restante tuve miedo de salir de mi casa. Las esquinas me asustaban y tuve más pesadillas de las que le acepté a mi mamá. Pero todo eso, lo sentí LUEGO del atraco. Nunca antes.

Y estando aquí. Me doy cuenta que siempre estuve asustada. Claramente el atraco me afectó. Pero yo no vivía tranquila. Solo descubrí el miedo que tenía cuando llegué a un lugar donde no tengo miedo.

El problema es que me acostumbré a ese miedo. Algunos dirían que no es miedo. Que es simplemente estar alerta. Pero no creo que eso sea cierto. Somos un país asustado. Asustado de que nos maten, nos secuestren, se tomen los palacios de justicia, estallen volcanes, haya terremotos, nos atraquen y nos roben. Pero no somos conscientes de eso. Pensamos que es normal que al entrar a una plaza un guardia requise la maleta, que en los conciertos busquen entre los bolsillos de las personas por armas blancas, que es natural que no se pueda tomar un taxi de noche a riesgo de ser víctima del paseo millonario. En qué lugar del mundo es normal que la canción de una empresa de taxis incluya la frase: “no se arriesgue, no tome un taxi en la calle”? Y yo la tatareaba mientras esperaba que me confirmaran el móvil.

El miedo es una estrategia sumamente efectiva. Si no miren a Estados Unidos. Cómo más se hubiera podido reelegir Bush? Y para ser más nacionalista, cómo más reelegiríamos a Uribe? El miedo es una gran herramienta y en Colombia la utiliza el gobierno, la guerrilla, los paras, la delincuencia común y hasta las empresas. Es un buen negocio. Sino pregúntenle a los dueños de los criaderos de perros guardias después de cada bomba. Como país hemos sido y seguimos siendo, víctimas del terrorismo. Cada vez que salimos de la casa algo nos recuerda que la posibilidad de morir esta cerca. Nos revisan el carro para verificar que no haya bombas y le agradecemos al guardia. Leemos en el periódico las zonas más peligrosas de la ciudad y cambiamos la ruta para llegar a la oficina. Nos parece normal que al viajar por carretera al sisga, haya soldados con rifles cada 100 metros. Y al pasar junto a ellos, de nuevo les agradecemos por protegernos. La otra noche iba con un amigo en su carro. Pasábamos por una oreja para agarrar un puente, cuando en la curva, en la parte más oscura, vimos un coche parado. A mí se me paró el corazón. De inmediato pensé nos atracarían. Dejé de respirar hasta que llegamos al puente, donde había luz y ya no había carros. Mi amigo ni se dio cuenta: ni del carro ni de mi susto. Para él esa no era una señal de peligro. Para mí era una señal de inmenso peligro: un carro detenido en la parte más oscura de la calle a las 2 de la mañana, es un atraco seguro.

Y no digo que Ciudad de México sea el lugar más tranquilo de la tierra. Finalmente a la semana de estar acá, vi aterrorizada como habían puesto las cabezas cortadas de quien sabe qué personas, en estacas en el aeropuerto. Y cada día, oigo historias de robos, sobornos y atracos. Soy consciente de que hay cosas que es mejor no hacer: no tomo taxis de noche, no camino por calles oscuras y no salgo con todos mis papeles entre la cartera. Sin embargo, vivo tranquila. Pienso que como extranjera tengo más chances de que algo malo me pase, pero creo que si fuera mexicana, viviría tranquila. Más tranquila de lo que vivo yo. Tranquila de verdad. No como creía ser en Colombia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Es curioso. La percepción que se tiene de la ciudad de México es de una ciudad súmamente insegura donde casi puedes tener la certeza de que serás atracado al menos una vez al mes. Sin embargo, gran parte de esta percepción es alimentada por los medios y por la cantidad de delitos que hay, producto en parte, de que esta sea una ciudad de 20 millones de personas.

Mis tías que viven en provincia se aterran de venir porque están en la certeza de que las asaltarán o secuestrarán. Al final estas cosas, aunque pasan, no son algo que nos limiten enormemente. En mi caso particular nunca he sido asaltado... bueno, una vez hace como 20 años, que iba yo en mi bicicleta y un tipo me empujó y me la quitó y se fue.. pero fuera de esta ocasión, no he sido asaltado y mucho menos con violencia.

Creo que a pesar de que esta ciudad sí es peligrosa en ciertas condiciones (la noche, ciertos barrios), también es cierto que se puede vivir relativamente tranquilo.

Lo que más me preocupa es la indiferencia en que vivimos con respecto al otro. Hace una semanas una maestra gringa que tenemos nos comentaba que una vez iba en el periférico en hora pico y asalataron al carro de enfrente, rompiendo el cristal y haciendo gran alboroto. En vez de que alguien se acercara a ver si la persona se encontraba bien, empezaron a pitarle para que se moviera, pues los carros ya estaban avanzando. Esta situación es la que verdaderamente me preocupa y alarma. Una cosa es que parezcamos indefensos, pero otra muy diferente es ser indiferente a una situación tan grave como esa. La incapacidad de generar empatía con la gente es un mal que no debe extenderse por mucho. Tenemos que ser más civilizandos y conscientes con nuestro prójimo. En esto radica en gran parte el desarrollo de la sociedad y el triunfo irrestricto de la civilidad, gran arma contra la delincuencia.

Saludos a Colombia y a La América.

Mondragonmerino dijo...

a lo único que hay que tenerle miedo es al miedo

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