martes, 27 de mayo de 2008

Mi primera ida a fútbol.

*** Antes de iniciar esta entrada quiero aclarar que seguramente para aquellos fanáticos del fútbol este texto será un poco ingenuo y obvio… pero fue la primera vez que fui a fútbol y como en toda primera vez, hubo inocencia e ingenuidad.

Yo nunca he sido futbolística. No sé nada de ese deporte. Puedo nombrar máximo 5 futbolistas colombianos, 5 de los cuales fueron glorias de los 90. Aparte de Beckham no conozco futbolistas internacionales… y llevo toda la tarde tratando de acordarme del famoso que pegó un cabezaso a otro en el mundial pasado. Mi papá no es el ser más intenso con el tema y hasta hace unos años no éramos muy cercanos, no tengo hermanos y no he tenido novios aficionados al tema. Lo único que tengo es dos mejores amigos profundamente intensos con el fútbol. Sin embargo, ellos siempre me han querido sabiendo que para mí el tema se reduce a 11 tarados (perdón 22), peleándose por un balón. Y luego de unos pocos intentos, asumieron que si me querían, me querían siendo ignorante en el tema. Se resignaron a dejar ese tema a un lado.

Pero ahora está de visita aquí en México uno de ellos. Y yo estoy feliz de que este aquí. Tan feliz, que hasta fui a fútbol con él. Eso sí, Pollo (mi mejor amigo) compró los boletos. Tampoco voy a pagar por eso. Debo aceptar, que en mi estancia en México, me he abierto un poco al tema, he hecho amigos que me han acercado al fútbol… pero esto ya fue el máximo acercamiento.
Fuimos a ver el partido del América vs. Liga Universitaria de Quito de la copa Libertadores. Dado que era un encuentro muy importante los boletos estaban agotados. Ayer entonces fuimos al estadio y buscamos al revendedor con menos pinta de fraudulento que encontramos y por 3 veces más de lo que costaba, compramos las entradas.
La verdad es que mi ignorancia en el tema era tanta que ni siquiera viviendo a 3 cuadras del estadio yo había investigado que se vende en los puestos cercanos. Y la verdad me divertí mucho. El estadio azteca es del América, un equipo de amarillo intenso e hinchas furibundos. Por tanto todo lo que venden es amarillo y furibundo. Hace poco este equipo le ganó a uno de Brazil, razón por la cual hay camisetas con letreros estilo: Muere Brazil. Otro de los enemigos del América son los pumas y entonces hay letreros como: Me pareció ver a un puto gatito. El animal del América es el águila, razón por la cuál a la entrada del estadio uno puede tomarse fotos con estos animales. A mí me encantó la idea.
Y uno camina por este mar amarillo que parece desierto. Pareciera que todas las personas tienen algo amarillo puesto. Entonces para mimetizarnos un poco y con la idea de evitar ser asesinados por los hinchas, Pollo me compró unas antenitas del América. Debo aceptar que a mí me encanta usar antenitas y si fuera bien visto socialmente, siempre tendrías unas puestas.
Luego de todo esto entramos al estadio. Aunque El Azteca no es el más grande del mundo, si es inmenso. Nosotros llegamos temprano y pudimos ver como se llenaba lentamente. Cuando íbamos a entrar a nuestra tribuna, una policía nos miró de arriba abajo, nos preguntó si realmente éramos del América y al oír nuestra respuesta de somos colombianos y queremos ver fútbol, nos dijo escandalizada “no no no, ustedes se van por este otro lado”. Hicimos la cola que nos indicó y cuando el policía trató de decirnos que no era por ahí, la señora le dijo: son extranjeros y no son americanistas. Y el policía con cara de susto nos metió a esta otra tribuna. Terminamos por algún motivo en la parte donde estaban los hinchas de Ecuador. Según le dijeron a Pollo era lo más seguro para nosotros. Estuvimos rodeados permanentemente por policías con cascos y escudos antimotines. Los cuales claramente no me hicieron sentir más segura.
Y es que es extraño estar del lado que todo un estadio mira feo. Y por mira feo entiéndase que cuando la Liga metió gol nos tiraron botellas de plástico, cajas de pizza vacías, agua y otros objetos no identificados. Pero lo más extraño fue que cuando el América metió su gol, nos lanzaron aún más cosas y con más furia. Pollo en ese momento se asustó porque nos empezaron a tirar monedas y afortunadamente fue lo suficientemente inteligente para no comentar esto hasta que estuvimos fuera del estadio.
La verdad creo que el fútbol para muchos de los que me rodeaban es una forma de terapia colectiva. Gritan, insultan, se ríen, se asustan y se abrazan. No sé si es más barato que un psicólogo pero creo que puede ser tan efectivo. Yo acepto que me divertí. Bailé, canté, grité. No sufrí ni me desesperé. Pero el gol metido por la Liga me hizo emocionar y el del América no me produjo nada.
Pero el susto si fue grande. Además de los objetos lanzados hacia donde yo estaba, pude ver como un engendro humano (porque eso no califica como simple humano), se quitaba la camiseta, subía las escaleras corriendo hacia nosotros y al encontrar una reja se trepaba en ella y empezaba a escupir. Y a gritar. Y a maldecir. Y de nuevo a escupir. Creo que la idea de vender cerveza dentro del estadio no es tan sabia. Aunque estoy segura que este personaje haría lo mismo con o sin cerveza.
Tras el gol de la Liga, el ambiente se tensionó a un nivel espantoso. Como ya dije estábamos rodeados por policías pero teníamos a un estadio de 100.000 personas en contra nuestra. Para prevenir cosas en las que no voy a pensar, nos sacaron 10 minutos antes de que se acabara el partido. 10 minutos que yo creo son los que uno quiere ver porque ahí es donde se acaba el juego. Pero yo no me iba a arriesgar. Y las personas que estaban con nosotros a pesar de que habían sufrido y disfrutado cada minuto del partido, no tuvieron problema en salirse antes. Finalmente todos tenemos instinto de preservación (y algunos chichones en la cabeza por las botellas que nos aventaron). Salimos en un cuadrado rodeado de policías, primero despacito y cuando ya nos acercábamos a la salida, corriendo. Fue muy extraño y miedoso correr entre tantos hinchas. Con los gritos de Puto y Culero en nuestras espaldas.

La verdad debo decir que el fútbol sigue sin gustarme. Pero me divertí como nunca. El espectáculo es absolutamente increíble. Los gritos, la comida chatarra, el mugre, las canciones, los insultos, los insultos cantados. La emoción de la gente. Y aunque no voy a negar que me asusté mucho y siempre tuve miedo que los americanistas derrumbaran a los antimotines y me cayeran encima, si volvería a ver otro partido. Siempre y cuando, sea igual de lleno, igual de apasionado y de emotivo.

lunes, 19 de mayo de 2008

El derecho a decidir: Reflexiones sobre el aborto.


Hace una semana fui a ver 4 meses, 3 semanas, 2 días. A causa de los finales no había podido escribir al respecto. La película causó una profunda impresión en mí. Es increíblemente dura y uno termina con la sensación de que no vale la pena ser parte de esto que llamamos Humanidad.

Sé que el tema del aborto es controversial y complejo. En Colombia hace dos años lo despenalizaron para casos muy específicos: violación, malformación del feto incompatibles con la existencia y riesgo para la vida y la salud de la madre. Sin embargo, se calcula que sólo se han realizado de forma legal 40. De forma clandestina se han practicado unos 300 mil. Por qué las mujeres prefieren ir a hacerlo a escondidas? Por qué el Estado no ha hecho cumplir la ley. Y por qué claramente hay muchas mujeres sanas, no violadas, con fetos sanos que no quieren ser mamás. Y a esas, la ley las ignora.


Las Entidades Prestadoras de Salud (EPS) se niegan a obligar a los médicos a practicar los abortos. Los hospitales religiosos se niegan a hacerlo. Las tutelas fallan a favor de las mujeres cuando éstas ya son madres. La puesta en práctica de la ley, ha sido un rotundo fracaso.

Fueron necesarios dos años de incumplimiento de la ley para que la Corte Constitucional le ordenará a un juez administrativo que establezca de cuánto serán la indemnización que una niña de 13 años deberá recibir porque su EPS, Coomeva, no la atendió. Tampoco la quisieron atender los médicos del Hospital Universitario Erasmo Meoz, de Cúcuta. Alegaron objeción de conciencia para no realizar el aborto. Aparentemente en Colombia, los hospitales y las compañías pueden tener conciencia. Y aparentemente, esa conciencia les dice que está bien que una niña de 13 años sea madre. Una niña de trece años víctima de abuso sexual. Una niña de trece años a quien contagiaron con una enfermedad de transmisión sexual mientras la embarazaban y violaban. Con el fallo de la Corte, se establece que la objeción de conciencia es un derecho que sólo tienen las personas naturales (no las empresas). Pero cuántas tuvieron que llevar a término su embarazo porque su entidad prestadora de salud (ojo al nombre) no las quiso atender? Y ahora esta niña, de trece años, violada y con una enfermedad venérea es madre.

Aquí en Ciudad de México, la cosa es distinta. El aborto está despenalizado durante las primeras 12 semanas de gestación. Los diputados que votaron a favor de la ley, se ganaron la excomunión de la Iglesia católica y el rechazo de cientos de personas. Hasta el presidente Calderón se pronunció en contra. Aún así, la ley fue aprobada y se pasó de permitir el aborto sólo en casos de violación, malformación del feto, riesgos para la vida de la mujer o inseminación artificial sin consentimiento de la mujer, a legalizar su práctica, por cualquier razón que la mujer tenga, incluso siendo de índole económica o social. Durante el primer año de vigencia de la ley, se practicaron unos 7.800 abortos en la ciudad.

Mi posición respecto al aborto es clara. Creo que como ser humano tengo todo el derecho a decidir qué pasa en mí cuerpo. No es feminismo. Es independencia. Me parece absolutamente respetable que la Iglesia católica se pronuncie en contra; finalmente tienen todo el derecho de hacerlo. Lo que no creo, es que tengan el derecho de decidir qué pasa en las vidas de mujeres que no son católicas como yo. O que incluso siendo católicas toman la decisión de abortar. Y hay que ser honestos, en países con una tradición religiosa tan fuerte, como pueden ser Colombia o México, lo que digan los curas sigue siendo una fuerza política. El estado, tanto en México como en Colombia, es laico. Hace años que decidimos que por un lado iba la vida espiritual y por el otro la política. Entonces la responsabilidad de los estados es con sus ciudadanos, independientemente de las preferencias religiosas que estos tengan.

Una niña de trece años contagiada durante una violación y embarazada tiene derecho a decidir que quiere abortar. Pero también una mujer de 25 que tuvo sexo casual. O la de 30 a la que le falló su método anticonceptivo. Son sus vidas. Y no pueden seguir estando obligadas a abortar en sitios clandestinos, arriesgando sus vidas. 4 meses, 3 semanas, 2 días muestra eso. La mujer que quiere abortar no revela las razones para hacerlo. Se pueden aducir razones políticas, económicas o sociales. Pero son inferencias que uno hace como espectador. Eso no importa. Lo que importa es que ella quiere abortar y como el estado no se lo permite, termina haciéndolo en un cuarto de hotel, en las peores circunstancias posibles. Abandonada. Sola. Sin esperanza.

Sé que hay millones de personas en el mundo en contra del aborto. Tuve un novio católico hasta la médula, que consideraba que no había escenario posible para que una mujer abortara. Alguna vez discutimos el caso de una niña a la que el padrastro había violado y embarazado. La niña tenía 9 años y lo más probable es que muriera durante el embarazo o dando a luz. Su cuerpo no lo resistiría. Y ni hablemos de la parte psicológica. Aquel novio insistía en que era pecado abortar. Que ella no tenía derecho a hacerlo. Y como él hay miles. Y creo que tienen derecho a pensar lo que quieran. Finalmente de eso se trata la libertad y la libertad de expresión. De que haya personas que piensen lo que a mí me parece increíblemente intolerante y absurdo y puedan decirlo sin miedo. En lo que no creo es que esas personas, tengan el derecho a imponer su posición.

La despenalización del aborto en ningún caso obliga a las personas a hacerse un aborto. Simplemente les da una opción. Les dice, si usted quiere, ya no tiene que meterse una botella para forzar la salida del feto, ya no tiene que ir a una clínica clandestina arriesgándose a que la violen, ya no tiene que poner en riesgo su vida. Hágalo de forma segura. Por eso el fracaso de la implementación de la ley en Colombia es tan grave. Porque le quita el derecho, ya ganado legalmente, a miles de mujeres de decidir. Y eso, la posibilidad de decidir sobre la vida de cada uno, es la base de cualquier democracia.



viernes, 9 de mayo de 2008

Sobre la comida y los machos




la verdad es que hace tiempo que quiero relatar algunas cosas y quiero hacerlo antes de que se me olviden. básicamente son esas cosas que me sorprenden de México. Además, esta entrada es una buena respuesta a la anterior hecha sobre la comida colombiana.

Para empezar esta el hecho de que aquí hay helados de todo. y cuando digo de todo, olvidense el chocolate, la menta y vainilla. hay de las cosas que a mí jamás se me hubieran ocurrido tales como apio), pepino, alfalfa, zanahoria, elote (maiz), nopal (cactus), pétalos de rosas... la verdad, para mí los helados son de frutas y son dulces... pero aquí uno se encuentra con helados de verduras... saben exáctamente a lo que proponen. yo me comí el de pepino y sabía a nieve de pepino, solo que muy dulce. debo aceptar que me pareció horroroso.
Como muchos de ustedes saben yo soy bastante relajada a la hora de viajar. no me importa que el hotel sea un asco, no bañarme por días ni dormir en el piso. pero con la comida jodo. en algo tenía que hacerlo, no? he aprendido a que esto no sea un impedimento para socializar pero acepto que hay muchas cossas que no me gustan. y México tiene una porción bastante grande de esas cosas. es que aquí se comen todo de todos los animales. más allá de los grillos y demás insectos que se tragan, se comen toda la vaca, todo el pollo y todo el cerdo. y por todo, por favor entiendan TODO: así uno puede encontrar tacos de cesos, orejas, nariz, lengua, cachete, paladar (paladar??? de verdad como se comen eso), ojo, pata, etc, etc, etc. yo que tengo la teoría que uno no se come los pensamientos de nadie y que quedé traumatizada por años de ser obligada a comer lengua con uvas pasas en el colegio, he terminado en un país donde en cada esquina promocionan tacos de cabeza. luego de India yo dejé de comer mucha carne pero aquí es simplemente imposible. no entiendo cómo hacen los vegetarianos.... este es un país carnívoro en exceso. pero bueno... al menos no se les puede decir que desperdician alguna parte del animal. para rematar las rarezas, les encanta acompañar los platos de nopales, que son los cactus. la primera vez que me dijeron que me comiera uno pensé que estaban locos pero debo decir que aunque son un poco babosos, en realidad saben muy rico. eso sí, los mexicanos del norte insisten en que los nopales no son de comer, que eso es sólo para los indígenas muertos de hambre del sur... a mi me parecen ricos y los prefiero a las orejas del cerdo en un taco.

Lo otro que me ha impresionado es el chile. si ya sé, me van a decir que todos saben que a los mexicanos les gusta el picante. pero una cosa es que les guste el picante y otra el nivel que tienen. aquí no conciben la comida sino es picosa como ellos mismos dicen. esto se traduce en que hasta a las frutas les echan chile. cada tanto compro ensalada de frutas en el 7/11 y dentro del vaso, viene un sobre de chile para adicionar. en los puestos de frutas de la calle, bañan la papaya, el melón o la piña con toneladas de chile en polvo y sal. es cierto que hasta los dulces son picantes. a mi ya me parecen delis las colombinas de sandía con chile. en todos los restaurantes y puestos de comida la salsa más importantes es la picante. y se la echan en cantidades industriales a todo, las papas, los tacos, las ensaladas, todo. nada queda libre. incluso hay helados que bañan en polvo de chile. las cervezas micheladas son con sal y chile generalmente. llevé a mi amigo Rodrigo a comer comida colombiana y debo decir que fue un total fracaso. pretendía echarle limón al ajiaco, dijo que la bandeja paisa no sabia a nada y cuando probó el ají (que estaba bastante picante), me preguntó que si estaba mal hecho porque no sabía a nada. la verdad, creo que al final del día, la mayoría de los mexicanos no tiene papilas gustativas, las han anesteciado y asesinado tras años de chile.

Varias personas me han preguntado si los hombres son tan machistas como dicen. y es una pregunta difícil de responder. la verdad es que sí lo son pero no sé describir exactamente porqué. Tengo una amiga que esta casada con un norteño y me cuenta que para ella ha sido muy difícil entrar al mundo de su marido porque cuando van a su ciudad, los hombres se hacen de un lado y las mujeres del otro. no interactuan. y las mujeres, esposas de los amigos de su marido, no la quieren porque la consideran un bicho raro ya que estudio 2 carreras y esta haciendo una maestria. y no tiene hijos. tengo otro amigo que lleva 5 años viviendo solo. él limpia su casa, cocina, lava su ropa, hace mercado, etc. pero dice que el día en que él se case no vuelve a recoger un plato porque para eso se casa. y que en una familia, su rol no es ese. finalmente tengo un amigo a quien quiero mucho pero que cuando salimos con otros hombres, deja de hablarme. es como en India. si estamos los dos solos, es fantástico, me cuenta de su trabajo, de sus cosas, etc. pero en el momento en que otro hombre aparece, yo me vuelvo invisible. él sostiene la conversación con el otro hombre y no me vuelve a dirigir ni una mirada. los hombres aquí son muy dulces y peuden llegar a ser profundamente caballerosos, le abren a uno la puerta, le corren la silla... pero cada vez que esto pasa yo no puedo dejar de preguntarme cuál es el costo de esa situación, qué estoy perdiendo con la apertura de la puerta, qué están dejando de consultarme o cuánto están dejando de pensar en mí como ser humano inteligente y activo.

sábado, 3 de mayo de 2008

Colombia en el Mercado de Medellín

El día de hoy, en una de esas actividades que uno nunca se esperaría realizar en la ciudad de México, emprendimos una expedición al mercado de Medellín en la colonia Roma acá en el D.F. La razón fue para ir en busca de productos colombianos, ya que habíamos recibido numerosos reportes de que era en este mercado donde se podían conseguir a granel, y ante la insistencia de Li por ir en busca de chocolatinas Jet (como un Carlos V de acá de México) decidimos darnos una vuelta.

Yo viví por 10 años en la Roma, por esta razón, ir al mercado de Medellín era algo común los fines de semana; sin embago, no recordaba haber visto ahí ningún puesto con productos internacionales, mucho menos colombianos. De hecho, cuando llegamos el día de hoy, después de buscar estacionamiento por cuadras a la redonda, entramos al mercado; después de caminar unos pasos, todo parecía encaminarse a una decepción, todos los puestos ofrecían los clásicos productos mexicanos: nopales, jitomates y las miles de variedades de chiles. Justo cuando Li preguntaba si no nos habríamos equivocado de lugar vimos una bandera de la República hermana de Colombia. A la mujer se le brincaron los ojos de la emoción y casi me tira del jalón que me propinó para llegar al expendio de productos que yo en mi vida había visto y que llamaron mi atención todo el tiempo.

Lo primero que hizo fue dirigirse al refrigerador del "Paisa" a comprar "Colombianas", una soda muy parecida al Mundet de acá, solo que más pequeño y en un envase muy peculiar. Mientras yo batallaba horas trando de abrir el dichoso refresco, la mujer observaba y sollozoaba junto al niño que atendía a los clientes, el que por cierto, era más mexicano que el nopal pero tenía un conocimiento inusual sobre productos que yo en mi vida había escuchado: Bon bon bun Chocolatina Jet, Galletas Ducales , Aguardiente Nectar, Ron añejo de Caldas, Panela (no es queso, es un extracto de caña de azucar que no se si en este país se comercialice algo similar), Chocolate Luker, Areparina, Milo (así es!! en Colombia siguen vendiéndolo, aquí lo descontinuaron hace como 15 años, yo recuerdo que lo tomaba mientras veía el mundial en Italia 90). En fin, un número importante de productos raros, también había Maizena, producto que yo creí que era muy mexicano, sin embargo, me quedó claro que no es así. También había sopas Maggie sabor Ajiaco, que es una sopa de 3 tipos de papas, aquí en México creo que solo hay 2, pero en general solo se come una.

Después de que la mujer enloqueció y compró muchas cosas fuimos a comer a un restaurancillo sobre Av. Insurgentes llamado "Aires de Colombia". Por cierto, para todos aquellos colombianos que lean el presente debo decir que aquí en México tenemos una avenida llamada "insurgentes", cosa que llamó mucho la atención a Li; sin embargo, debo hacer mención que este término hace alusión a los caudillos de independencia. Los insurgentes guerrilleros que tenemos en el presente no son conocidos como tal y nadie piensa en ellos cuando hablamos de Los Insurgentes. Pero bueno, regresando a la parte del Restaurante, éste estaba lleno de cosas que uno en este país no conoce. El lugar estaba atendido por una colombiana de la costa, quienes hablan bastante diferente y cuyo acento se parece más a los caribeños e incluso a los venezolanos (con respeto, no se ofenda nadie). Creo que es más armonioso el acento de los cachacos (nuevamente, no se ofenda nadie jaja) a nosotros, los del D.F. nos dicen chilangos y nadie se ofende.

Comimos bandeja paisa, que es un plato de arroz, fríjoles (que son como frijoles charros pero sin chorizo, ni jamón, y claro, sin chile tampoco), carne molida, huevo frito y maduro (plátano macho); pedimos ajiaco y una entrada de arepas, empanadas, chicharrón y maduro. Debo decir, con el respeto de Li que la comida colombiana, o al menos esa, aunque es buena, difiere un poco de lo que los mexicanos estamos acostumbrados a comer. Los sabores de México son algo rebuscados. Esto hizo que la comida me pareciera con una ligera falta de sabor que perdurara. Lo que sí me gustó mucho fue el Ajiaco, y aunque Li dice que no estaba tan bueno porque aquí no se puede preparar apegado a la receta original. Quiero pensar que comer el Ajiaco original debe ser una delicia. Tomamos refajo, tranquilos compatriotas, no tiene nada que ver con fajar, es una bebida que tiene su esencia en combinar colombiana (el refresco) y cerveza, lo que da como resultado una bebida peculiar pero refrescante. Fue toda una experiencia. Nunca había comido comida colombiana. Lina me lanzó una mirada de censura cuando intenté ponerle limón al ajiaco, pero ¿qué quería? En este país le ponemos toda clase de condimentos a la comida. A pesar de que tuve que reprimir mis deseos de pedir salsa pico de gallo o verde, junto a unos limoncitos pa ponerle al ajiaco, su sabor me gustó y quedé muy complacido.

En las zonas aledañas al Mercado de Medellín, también exisen un par más de restaurantes colombianos. Para todos aquellos que gusten de ir a comer les recomiendo el lugar, y aunque Li diga que el ajiaco no estaba rico, a mi me pareció bastante agradable;pero bueno, los que sean colombianos de nacimiento, favor de abstenerse.

En, fin, el día fue enriquecedormente colombiano, aprendí un poco más. Me di cuenta que hay muchos productos similares entre un país y otro, y aunque su sabor es muy similar a cosas que hay aquí, en el fondo, su valor para los colombianos radica en la forma, y en la emotividad que ésto representa. Supongo que sería lo mismo si yo fuera a Colombia y me topo con una "chaparrita" o un "jarrito", me lo tomaría como si fuera una bebida exótica, con un gusto y placer indescriptibles. Eso me hizo pensar. Y una vez más reafirme que al final del día no somos tan diferente. Allá tienen yuca, nosotros tenemos camote, ellá tienen granadillas, nosotros tenemos tejocotes.

En resumen fue una experiencia enriquecedora que reafirmó algunas ideas y probé una gastronomía muy diferente a la propia, con sus matices. Me gustó y pasé un día estupendo, salvo por la parte donde estuvimos trabajando y haciendo tarea de la universidad. Ni modo, así es la vida, cruel y despiadada, como alguien querido me diría.


Foto: Fernando Ortega en Reforma.com; Publicación: 23 diciembre 2007

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