Cuando tenía 6 años mi mamá me llevó de paseo a las islas del Rosario, cerca de Cartagena. El lugar es absolutamente paradisiaco y cuna de los mejores recuerdos de la infancia y juventud de mi madre. Todo fue maravilloso en el paseo excepto por una cosa: no había agua caliente. Y yo, me negué a bañarme. Durante 15 días mi mamá me trató de convencer de que en el calor de las playas del Atlántico no tiene sentido bañarse con agua caliente. Durante 15 días le dije que no. Creo que si me bañé 3 veces con agua dulce, no fueron más.
Mi aberración por las duchas de agua fría se mantiene. No hasta el punto de pasar 15 días sin bañarme pero si puedo pasar varios días con baño de gato antes de aceptar meterme en una fría regadera. Y a qué viene todo esto? A que hoy es el primer día en que me podré bañar con agua caliente, desayunar café caliente y comer comida caliente, luego de 3 días sin gas. Las razones por las cuáles se acabó el gas antes de tiempo y en medio del fin de semana, seguro corresponden al desubique de tres extranjeros viviendo en el DF y a un juicioso cumplimiento de la Ley de Murphy.
Pero esa no es mi frustración. Mi frustración se debe a que hoy a las 6 y 10 de la mañana, hora en que todavía no había salido el sol completamente, timbraron en mi casa. Yo que tengo un sueño increíblemente pesado debí oír el timbre sólo hasta la 4 o 5 vez. Y para cuando salí a abrir, ya el camión con el valioso gas, se había ido. Volví furiosa, dormida y descalza para contestar una llamada telefónica donde una antipática operaria me informaba que como no le habíamos abierto al señor del gas tendríamos que esperar hasta mañana. Le rogué, imploré, lloré y expliqué que necesitábamos el gas desesperadamente, que yo llevaba 3 días bañándome con agua fría, que mi pelo olía feo, que necesitaba tomar café por las mañanas, etc. Luego le dije que a veces a las 6 de la mañana, la gente está dormida y no oye el timbre. La señorita terminó por ceder a mis ruegos y aseguró que el camión volvería en el término de 2 horas, cosa que efectivamente sucedió. Mi pregunta es, por qué el camión tiene que pasar a las 6 de la mañana? No puede hacerlo cuando haya amanecido al menos? Estas son las cosas que me frustran. Me desesperan y me hacen odiar los servicios mexicanos.
Porque esta no es la primera vez que hay problemas con los servicios públicos. A mi llegada contraté el servicio de internet de Telmex. Pasé dos semanas alegando que no me servía y recibiendo respuestas abstractas y difusas, finalmente enviaron un técnico a mi casa, que cuando llegó a mi puerta, se limitó a preguntarme por qué me habían vendido el servicio si en esta zona de la ciudad ellos no tienen red. Al llamar furiosa a Telmex, me dijeron que no era responsabilidad de ellos saber si aquí había cubrimiento o no (y entonces de quién??). Luego procedieron a informarme que debía ir YO a una de SUS tiendas a devolver el modem que nunca había funcionado o tendría que pagar por el servicio que ellos no prestaban. Una semana más tarde devolví el dichoso aparato, dieron de baja mi servicio y tan solo unos 15 días después llegó la cuota del internet que nunca sirvió en la cuenta del teléfono. De nuevo tuve que ir a la tienda de Telmex donde después de casi media hora de espera, cambiaron el costo de la factura. Ahora tengo miedo que esto vaya a presentarse mes a mes. Me dijeron que no pasaría. Pero ya no les creo.
Esas hasta ahora son mis mayores frustraciones. El resultado de no conocer el sistema, no saber moverme en la ciudad, el tener que deletrear mil veces mi nombre que aquí no existe (L de lágrima, i de iglesia, n de nariz y a de ana… si Lina, así de corto y fácil), responder a las mismas preguntas cien veces y lidiar contra cosas que ni entiendo.
Hay otra frustración. Una más sutil. Pero que a veces también llega a desesperarme. El idioma. Odio que no me entiendan y odio no hacerme entender. Ayer estaba molesta, estoy cansada en una clase donde la cantidad de lecturas es irrisoriamente alta y no hay ningún tipo de análisis o retroalimentación por parte del profesor. Caminaba con unos compañeros quejándome, diciendo que teníamos que hablar con el maestro. Y estaba brava. Y cada expresión de enojo que hice, tuve que explicarla, quitarle connotaciones sexuales que no tienen y acomodarla. Yo no tengo problema pensando en cómo hablo y qué palabras elijo, he logrado erradicar algunos verbos colombianos para no herir susceptibilidades mexicanas y creo que he incorporado algunas palabras a mi léxico diario pero cuando estoy brava, cuando quiero insultar a mi antojo y a mi forma… resulta imposible. Y eso me frustro de sobre manera. Llegará el día en que pueda insultar y dar en el blanco? Hacerlo como toca en México? Hablar y que no me miren como una extraterrestre? Y por esa misma época lograré dejar de pelear contra la compañía de gas, de teléfono y la institución que se niega a entregarme mi visa sin más trámites? (ese es un tema de frustración aún más grande, y por tanto, me niego a seguir pensando en el tema… por lo menos hoy).
3 comentarios:
Me gusta tu blog y la manera en cómo escribes!! Lina, que bueno que estás en México. Disfruto mucho tenerte de compañera.
La Cd. de México es abrumadora, incluso para los chilangos como yo. Sin embargo, a pesar de todos los defectos, del ruido, del tráfico, de la inseguridad, etc... no te la acabas.
Por otro lado, te aseguro que tienes un amigo en mi con el cual puedes contar.
Te mando un beso y un gran abrazo.
Mi Li hermosa, en contra de todos mis principios y solo porque eres tú, he decidido escribir un comentario.
Siempre me admira tu capacidad para escribir, en serio la admiro, sobre todo porque yo no soy nada buena en poner dos palabras juntas, es algo así como lo que tu sientes cuando yo te digo que he hecho mi propio pantalón, collar, etc.
Me encantó lo que escribiste en amor a la mexicana y te apoyo totalmete, hay sitios para cada cosa y hay besos y hay BESOS (lo digo en este porque no sé si logre hacer 2 comentarios).
No sé si te haga sentir mejor, pero creo que tus frustraciones con los servicios públicos no son únicos de ciudad de méxico, tu no te alcanzas a imaginar lo que yo he peleado con la ETB por cuenta de la cuenta del teléfono, y algo parecido a lo tuyo me pasó con TV cable (ahora telmex) cuando después de unos años de servicio decidieron que no lo podían prestar más porque cambiaban a fibra óptica y mi casa no estaba en la zona que cubría este servicio. Por lo tanto yo creo que es más un problema latino americano. Lo que pasa es que si eso pasa en la ciudad de uno como que se vuelve parte de la vida cotidiana y no hay tanta frustración al respecto.
Te mando un beso y hablamos pronto
Ana Arango
HOLA LINA, BIENVENIDA A MEXICO (ESPECIALMENTE AL D.F.)ENTRE A TU BLOG Y DEBO DECIR QUE ME GUSTA TU CLARIDAD PARA ESCRIBIR TUS IDEAS (SE NOTA QUE GABRIEL GARCIA MARQUEZ ES TU PAISANO).
MIRA PARA NOSOTROS LOS CHILANGOS VIVIR EN NUESTRA CIUDAD DE MEXICO ES REALMENTE UNA RELACION COMPLEJA, ABRUMADORA, ANGUSTIANTE, RUIDOSA, NEUROTICA, CAOTICA PERO TAMBIEN VIBRANTE,SABROSA, DIVERTIDA, DESMADROSA, VIVA,SOCIABLE Y TRABAJADORA EN FIN... YA VERAS.
TENEMOS MAS DE 100 TEATROS Y DE 50 MUSEOS, POR LO MENOS 10 O MAS CONCIERTOS DE TODO TIPO DE MUSICA A LA SEMANA, UN MONTON DE BARES Y CIENTOS DE CAFES,Y RESTAURANTES DONDE SE COME RIQUISIMO.
RESPECTO A TUS FRUSTRACIONES CON LOS SERVICIOS... QUE TE PUEDO DECIR TIENES TODA LA RAZON, NO ME AGRADA ADMITIRLO PERO ESTAN DEL NABO (O SEA QUE APESTAN)SIN EMBARGO CON UN POCO DE INGENIO Y MALICIA SE PUEDE SOBREVIVIR EN ESTA ENORME CIUDAD.
ANIMO¡
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